domingo, 28 de marzo de 2010

Haiku (III)

A diferencia de otras formas de poesía, el haiku no se presta a grandes disertaciones filosóficas, ni a íntimas confesiones de autores atormentados. Tampoco es propicio para rebuscadas alusiones mitológicas o enrevesadas figuras retóricas. El haiku, por su brevedad, representa el ideal de poesía simple (que a mí me gustaría reivindicar desde este blog): accesible, comprensible, aplicable a la propia experiencia e inspiradora. Susceptible de ser escrita, comprendida e interiorizada por cualquiera, y capaz de animarnos (¿por qué no?) a experimentar con ella.

En este camino me encuentro (de forma intermitente, eso sí) desde hace un tiempo. Aquí os dejo alguno de mis pequeños ensayos de haiku, de los que iré subiendo algún ejemplo más:

Reflejos ámbar
sobre el agua inmunda
del negro charco

1 comentario:

  1. Yo también soy "amante" por decirlo de alguna forma, de los haykus, me gustan desde que leí el libro "El mejor lugar del mundo es aquí mismo", que no es un gran libro pero explican qué son y aparecen unos cuantos muy buenos.
    A mí me gustan porque es poesía de forma minimalista, es decir, con la mínima construcción pero la máxima expresión, una forma exquisita de hacer arte.

    El tuyo es muy bueno, espero leer más.

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