domingo, 28 de marzo de 2010

Haiku (II)

En autores españoles, el haiku recupera toda su musicalidad y su equilibrio interno, ya que no necesita ser traducido. El mismo Federico García Lorca se atrevió a experimentar con ellos, pese a que los que escribió no son demasiado conocidos. Para mi gusto, la figura más representativa del haiku en español es la del poeta uruguayo Mario Benedetti. Creador de una especie de "lírica de lo cotidiano", Benedetti encontró en la poesía tradicional japonesa su vehículo para expresar brevemente las impresiones que le producía el mundo.

El haiku sería a la poesía lo que el cortometraje es al cine: una manera de contar historias en el menor espacio posible. Algo que también tiene que ver con la moda de los microrrelatos, en auge en una época en la que todos andamos acosados por la prisa y el afán de inmediatez. Por ello, en los tiempos que corren, sentarse a leer o a escribir un haiku supone un ejercicio de reflexión y reencuentro con la belleza que es compatible con la más apretada de las agendas. Así que el haiku, pese a su antigüedad, es el futuro de la poesía: puedes apuntarlo en un post-it, mandarlo por SMS y leerlo sin perder un minuto :)

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