A veces pienso en colores oscuros e inciertos.
Manchas difusas que, cuando se agiten, se transformarán en un remolino que arrasará todo el espacio, y a mí con él.
También pienso en dolores de cabeza más angustiosos que el mío, y en realidades más sangrantes.
Sin embargo me permito seguir quejándome, por más que sepa que es una pérdida de tiempo.
Pero tener lástima de uno mismo es demasiado egoísta como para que lo considere una opción.
Se vive mal entre barrotes, y qué le vamos a hacer.
Al menos por mi ventana no se ve sólo hormigón.
Manchas difusas que, cuando se agiten, se transformarán en un remolino que arrasará todo el espacio, y a mí con él.
También pienso en dolores de cabeza más angustiosos que el mío, y en realidades más sangrantes.
Sin embargo me permito seguir quejándome, por más que sepa que es una pérdida de tiempo.
Pero tener lástima de uno mismo es demasiado egoísta como para que lo considere una opción.
Se vive mal entre barrotes, y qué le vamos a hacer.
Al menos por mi ventana no se ve sólo hormigón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario