A diferencia de otras formas de poesía, el haiku no se presta a grandes disertaciones filosóficas, ni a íntimas confesiones de autores atormentados. Tampoco es propicio para rebuscadas alusiones mitológicas o enrevesadas figuras retóricas. El haiku, por su brevedad, representa el ideal de poesía simple (que a mí me gustaría reivindicar desde este blog): accesible, comprensible, aplicable a la propia experiencia e inspiradora. Susceptible de ser escrita, comprendida e interiorizada por cualquiera, y capaz de animarnos (¿por qué no?) a experimentar con ella.
En este camino me encuentro (de forma intermitente, eso sí) desde hace un tiempo. Aquí os dejo alguno de mis pequeños ensayos de haiku, de los que iré subiendo algún ejemplo más:
En este camino me encuentro (de forma intermitente, eso sí) desde hace un tiempo. Aquí os dejo alguno de mis pequeños ensayos de haiku, de los que iré subiendo algún ejemplo más:
Reflejos ámbar
sobre el agua inmunda
del negro charco